Mi nombre es Tefy.
Esta es mi historia con el sexo: Soy una chica común y corriente, podría ser tu vecina de al lado, pero tengo una confesión que hacer: mi primer orgasmo fue a los 25 y, durante los años previos, fingí el placer sistemáticamente cada vez que tuve relaciones.
Mi primera vez fue a los 17, sentía mucha curiosidad como cualquier adolescente, pero también culpa y miedos. Afortunadamente acá no hubo ningún trauma o abuso.
Mi dificultad tenía que ver exclusivamente con la educación que recibí, el modelo de lo que una chica bien tenía que ser: las chicas bien no andan experimentando por ahí, no cogen antes de casarse.
Yo lo hacía y me sentía me sentía terriblemente culpable. Puede parecer cosa del siglo pasado, pero siguen existiendo familias donde el sexo es tabú y ese era mi caso.
Por supuesto, me daba muchísima vergüenza no acabar y lo oculté, no lo hablé con nadie.
Al principio, le eché la culpa a mi inexperiencia y la de mi pareja, pensaba que a medida que tuviéramos más práctica, el orgasmo iba a llegar por sí solo, pero no pasó.
Después, pensé que cuando pudiera independizarme y hacer mi vida sin rendir cuentas a nadie, iba a poder sentirme libre de verdad y experimentar el placer, pero no pasó tampoco.
Finalmente, decidí empezar una terapia con una sexóloga y hablar francamente de toda esa presión y expectativas, y el orgasmo llegó al fin.
En este blog, quiero compartir mi historia con el sexo para ayudar a otras personas que estén pasando por las mismas dificultades que tuve yo y también como parte de mi cambio de actitud.
No quiero ocultar más mis deseos. El sexo es bueno, el sexo es sano, y lo más importante de todo, nunca es tarde para aprender a experimentar el placer.